Y a la tarde que pasamos juntos, me di cuenta de lo afortunada que soy por tenerle ahí.
Por saber que forma parte de mí.
Por poder comprobar que esto es cierto, que una tarde como la de aquel día de diciembre no me la quita nadie.
Y ya estoy deseando que vuelva otro fin de semana, para ver ese rostro que tanto me conmueve.
Para besarle y decirle que le quiero.
Mucho, mucho
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